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atletas de la voz

A priori el trabajo de locutor puede dar cabida a ideas erróneas acerca de cómo desempeñamos nuestro trabajo. Los que os dedicáis a esto de forma profesional seguro que habéis oído comentarios del tipo: “Como no va a ser locutor, con esa voz…”. Bueno, si y no. Obviamente la voz que cada uno tenemos nos ha venido de fábrica, como el color de nuestra piel o nuestras particulares características genéticas. Pero partiendo de esa base cualquiera con una voz bonita (y todos conocemos a muchas personas que, sin dedicarse a la locución de forma profesional, tienen unas voces que llaman la atención) podría dedicarse a ello. Sería como pensar: «Como juego bien al fútbol o al basket podría ser jugador profesional de cualquiera de esos deportes». Si, claro que sí. Pero no es lo normal.


A parte de tener una buena base, en nuestro caso la voz, este trabajo requiere de una dedicación diaria obligatoria para mantener nuestro órgano fonador permanentemente engrasado. ¿O acaso pensáis que en temporada de juego Crsitiano Ronaldo o Messi dejan de entrenar 2 ó 3 días seguidos? Ya os aseguro que no (perdonadme si entre los presentes hay algún enfervorizado fan de estos jugadores que sepa a ciencia cierta sus frecuencias de entreno. Me habéis entendido.)
Nuestro trabajo, como el de ellos, requiere de mucha práctica. Debemos tener la boca bien musculada para conseguir una buena dicción y que no haya palabras que nos generen problemas a la hora de pronunciarlas si las encontramos en cualquier texto que tengamos que defender. Por eso es muy importante que calentemos la voz antes de cualquier sesión de grabación.

Particularmente comienzo a calentarla según me despierto. Todos los días hago ejercicios para practicar micro movimientos de la lengua y la boca que facilitan mi dicción. Estos ejercicios los conocí gracias a Marta Pinillos, logofoniatra y entrenadora vocal, que me ayudó en mi carrera profesional hace un tiempo. Y los sigo a rajatabla cada día.

A parte de esos ejercicios hago algunos otros que paso a contaros a continuación:
En primer lugar me gusta rebajar la tensión de la mandíbula masajeando levemente con los nudillos justo debajo del hueso de las mejillas. Después cierro los labios sin apretarlos demasiado y dejo salir el aire haciendo un sonido de “b” de forma constante. Esto hará que los labios se pongan a vibrar y liberen tensión. Es interesante ir haciendo escalas al mismo tiempo, de más grave a más agudo y viceversa, lo que permitirá la elongación de nuestras cuerdas vocales y les dará elasticidad. Imitar el sonido de una sirena es otro gran clásico. Este mismo ejercicio lo hago colocando la lengua detrás de los dientes y con un sonido de “r” hacer vibrar la lengua. También hago escalas con él.

A continuación paso a uno de respiración. Comienzo con una inspiración profunda y al exhalar mantengo un sonido de “s”, como de siseo, durante 4 segundos, paro otros 4 y vuelvo con el siseo duramente otros 4 y así hasta agotar el aire.

Después me gusta poner en marcha los resonadores de la voz (cabeza, nasal, pectoral,…) haciendo sonidos “m” y “n”. Este último es muy útil cuando estamos algo congestionados y tenemos voz nasal. Soy alérgico, cuando tengo una mala época tiro mucho de este último. ¿Cuánto tiempo los hago? Durante unos minutos.
Otro ejercicio curioso para muscular la lengua es empujar con ella los laterales internos de los mofletes, a izquierda y derecha. También hacer círculos con ella pasando la punta por delante de los dientes, tanto arriba como abajo.

Podría seguir, pero tampoco soy un experto en la materia y nos os quiero aburrir demasiado. Simplemente comparto la información que he ido recabando con el paso del tiempo y que me funciona bastante bien. Espero que os sirva de ayuda. Como siempre, si queréis comentar algo o compartir qué ejercicios soléis hacer vosotros, estaré encantado de leeros. ¡Hasta la próxima! Por favor, sed felices.

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